Tuesday, March 14, 2006

Paréntesis espaciotemporal

Estoy lejos, trabajando. Con poquísimo tiempo para el blog. Robo unos minutos del trabajo para escribir esta entrada, para agradecer las visitas y para avisar que les estoy leyendo aunque dudo que tenga tiempo de comentarles.
También he habilitado la verificación de palabras, atendido que parece que en alguna parte de la blogósfera se piensa que nuestras vidas sexuales necesitan de algún "improvement".
Saludos...

Tuesday, March 07, 2006

Huevos revueltos


Puede ser una odisea encontrar cerca de mi oficina un lugar donde vendan huevos revueltos. Hoy con el bajón de hambre de las 11 de la mañana, salí parpadeando al sol de la calle, y tuve que preguntar en tres locales antes de encontrar un restaurante donde prepararan huevos revueltos. Antes de contestar, la tipa echó una mirada al reloj de pared, como esperando la aprobación de su dios, y sólo después me contestó que sí, que podían prepararme unos huevos revueltos, con pan tostado y un té.
Qué raro fue que fuera raro salir a pedir huevos revueltos a las 11 de la mañana. Sospecho que se debe a la campaña concertada de desprestigio hacia los huevos revueltos. Pero la gente no debe dejarse engañar: Se trata de un vil complot, un castillo de naipes elevado sobre débiles calumnias. Debemos defender a los huevos revueltos. Dejemos que las instituciones funcionen, disopando cualquier duda, pero no dejemos de exigir huevos revueltos a las 11 de la mañana. Sólo así, finalmente, se impondrá la verdad y se hará justicia a los maravillosos huevos revueltos.

Thursday, March 02, 2006

Manía en acción

Cuando hablé de mis manías, conté aquello de los lápices de tinta china. Bueno. Opera a estos niveles:
Encontrábame yo estudiando unas carpetas, y decidí que debía tomar algunos apuntes.
Empecé a buscar mi rapidograph. No estaba en la cartera. Tampoco en los bolsillos de las chaquetas, ni en las carpetas a mi alrededor.
Mi desazón empezó a crecer, cuando de pronto, ¡iluminación! El rápido está en la carpeta naranja, ésa que dejé en el auto porque no la iba a necesitar...
Mandé a mi secretaria al estacionamiento a buscar la carpeta. Seguramente ella está convencida de que me trajo unos documentos tremendamente importantes: me dio vergüenza darle a entender que, en verdad, lo único que me interesaba de ese legajo era el lapicito, inocentemente insertado en el lomo de la carpeta naranja.
Lo sé; estoy cagá...