Monday, September 05, 2005

No soy feminista, pero...

Creo que fue en 1992. Un amigo, para ayudarme a pasar un amargo trago –académico- me tenía de sorpresa un libro autografiado de Angélica Gorodischer, y además, una invitación para ir a tomar desayuno con ella, al día siguiente.
¿Quién es Angélica Gorodischer? Bueno, una de las escritoras más inteligentes, creativas, divertidas e irreverentes de la Argentina. Y por todas esas mismísimas razones, quizás sea ella “la más famosa escritora desconocida de Argentina” (gracias, Djuna Barnes).
Pero hay una razón más para que no nos suene tanto como debiera, el nombre de la rosarina: partió escribiendo ciencia ficción.
De hecho, yo la conocí por eso: porque con mi papá teníamos entonces la complicidad de las novelas de ciencia ficción. Y entre nuestras lecturas favoritas estaba una revista española que se llamaba “Nueva Dimensión”, y en algún número, se publicó un cuento loquísimo de unos exploradores espaciales, contado desde la perspectiva de una niña que es parte de la tripulación y se caracteriza por ser una “ab-tiempo”... No les explicaré qué tremendo rollo es eso de ser “ab tiempo”, pero ya se olerán que consiste en percibir el tiempo de manera diferente al resto de los mortales (...y ella, la chica “ab tiempo” es la narradora de la historia... ¿les dije que la mina ésta es creativa? Es que lo digo de nuevo: es una de las más creativas escritoras que he leído).
Bueno, la cosa es que figurábamos, Jorge y yo, esa mañana, empalados de frío, todavía con cara de recién salidos de nuestras duchas, oteando el horizonte de mesas, en el restaurante del hotel, en medio del entrechocar de loza, vasos con jugo de naranjas y aroma a café caliente. Jorge la ve y nos dirigimos a su mesa. ¡Angèlica Gorodischer! Es una mujer grande, de pelo corto y canoso, muy argentina en su forma de ser y moverse, muy argentina frente a nosotros dos, chilenísimos, cortadísimos, atrasadísimos, que nos sentamos pidiendo excusas en su mesa y pedimos nuestros cafés con leche.
Han pasado tantos años que me es difícil decir de qué conversamos, pero claro, hablamos de literatura: de la de ciencia ficción y de la otra. Recuerdo que con un gesto de la mano descartó a Max Frisch, diciendo que no había autor más aburrido. Lo recuerdo, porque yo acababa de terminar de leer “No soy Stiller”, pero no me atreví a mencionarlo (además, tuvo razón porque ahora, más de diez años después, soy incapaz de decir de qué se trataba esa novela.),
Ella estaba atrasada, así que hubo que tomarse el café rápidamente, pero la conversación nos tenía enganchados y nos dijo que la acompañáramos a su pieza, donde mientras hablaba y hacía otras cosas, abrió la guía de teléfonos para aprovechar de llamar a todos los Gorodischer que aparecieran. Gorodischer era el apellido de su marido. Le preguntamos por qué no usaba el suyo, y nos miró “de hipo en hipo”, como diría Papelucho: “¿El mío? El de mi padre, querrás decir, che. Otro hombre.” Y volvió a su guía de teléfonos. Entonces hablábamos de feminismos, y yo (quiero excusarme en mi juventud e indocumentación) dije aquella tonta frase que lamentablemente todavía dicen muchas mujeres, acerca de que “yo en realidad no soy feminista, pero creo que hombres y mujeres tienen iguales derechos... “
Ella tiene que haber pensado que era mejor rebatirme que echarme a patadas de su habitación, o tal vez se dio cuenta de que en realidad la frase era pura cobardía de mi parte, porque me contestó que eso era ser feminista, y que había que dejarse de boludeces y decirlo, nomás.
Bueno, tal vez no dijo “boludeces”, pero seguro que estuvo muy cerca de decirlo.
Así que desde esa vez, yo lo digo claramente, sonriente y con una sola exhalación de los pulmones: Soy feminista; profunda, convencidamente feminista. Y espero criar desde ese feminismo a mi hijo, contra todos los vientos cósmicos y las mareas mass media.

3 comments:

Rochi said...

Que buen Post...
La ambiguiedad es una caracteristica femenina tambien!
y cuanto mas te leo, mas te conosco, y encuentro que sos una fenomena!!!

;-)

Mexxe said...

glup, gracias...
no tienes un blog?

Anonymous said...

pues te felicito por ser feminista y por ser madre soltera. Como yo llevo ya varios años en el feminismo te recomiendo un libro de Elisabeth Badinter que se llama algo así como ¿Existe el amor maternal? que es una mirada histórica a los distintos conceptos de la maternidad en Europa a lo largo de varios siglos: lectura fascinante. La poeta feminista Adrienne Rich también tiene un libro sobre la maternidad.

Ernestina